Castillo concéntrico

Dibujo de castillo concéntrico francés Crac de los Caballeros

Se llama castillo concéntrico a aquel que dispone dos o más lienzos de murallas a modo de polígonos o círculos protegidos entre sí, unos dentro de otros.

En muchos casos existían dos líneas amuralladas. La muralla exterior estaba situada cerca de la interior y era más baja que esta, de manera que los defensores podían atacar con sus arqueros a los atacantes desde la muralla exterior, sin que los atacantes pudieran atacarles directamente debido a la interposición de la muralla exterior. A su vez, resultaba extremadamente difícil tomar la muralla exterior mientras no se anulara el ataque proveniente de la interior.[1]​ Algunos historiadores han señalado que este tipo edificatorio pudo generalizarse como una solución a la necesidad de la Orden del Temple de contrarrestar la maquinaria bélica musulmana.[2]​ En algunos países europeos, como España, los castillos concéntricos de planta cuadrangular y torres esquineras estuvieron muy extendidos durante la Edad Media.[3]​ También destacaron los castillos concéntricos eduardianos en las islas británicas.[4]

Cabe decir que el tema del castillo concéntrico fue un lugar común de las místicas islámica y cristiana. En el caso cristiano destaca el uso metafórico que les dio santa Teresa de Jesús. En ambos casos los castillos concéntricos simbolizan el acceso del místico a su propia alma.[5]

Véase también

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Referencias

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  1. Cairns, Conrad; y Cairns, Trevor (1999). Los castillos medievales. Akal. p. 32. ISBN 8446008882. 
  2. Nicholson, Helen (2009). Los templarios. Una nueva historia. Crítica. p. 85. ISBN 9788498920406. 
  3. Cairns, Conrad; y Cairns, Trevor (1999). Los castillos medievales. Akal. p. 41. ISBN 8446008882. 
  4. De Mora-Figueroa, Luis (2001). Actas del IV Curso de Cultura Medieval. Seminario: la fortificación medieval en la Península Ibérica: Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo, 21-26 de septiembre de 1992. p. 137. ISBN 8489483159. 
  5. Sin Nombre. Vol. 13. 1983. p. 40.