El árbol de la vida (película de 2011)

El árbol de la vida (en inglés: The Tree of Life) es una película estadounidense de género dramático, con rasgos de cine experimental y de iniciación, dirigida por Terrence Malick y protagonizada por Brad Pitt, Hunter McCracken, Jessica Chastain y Sean Penn. Se estrenó el 27 de mayo de 2011 en cines de Estados Unidos y es considerada una de las películas más notables de la trayectoria de Malick.[2]​ Obtuvo un total de 130 nominaciones, incluidas las de mejor película, mejor director y mejor fotografía en los Premios Óscar, y 116 galardones, entre los que destacan el Premio FIPRESCI, en el Festival de San Sebastián, y la Palma de Oro del Festival de Cannes.[3]

La película toma como hilo narrativo conductor la historia de una familia media de Waco, en Texas, en la década de 1950. De entre sus miembros destaca la evolución del hijo mayor y el contraste de la relación de este con sus progenitores, con un padre severo y una madre mucho más amorosa hacia sus hijos. Después de los juegos de la infancia de los tres hermanos, la narración entra en una fase más onírica en la que el Jack adulto, integrado en un entorno urbano de arquitectura contemporánea y tecnología, sigue buscando respuestas sobre el sentido de la vida, en especial tras la prematura muerte de uno de sus hermanos. En su viaje interior accede a un lugar fuera del tiempo donde le esperan sus padres, sus hermanos y sus recuerdos del pasado.[4]

Desplegando un brillante lirismo visual y sonoro, Malick construye con esta película una reflexión poética muy personal sobre la trascendencia existencial del ser humano.[5]

Argumento

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El filme comienza con una cita bíblica en la que Dios pregunta: «¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra [...] entre el clamor a coro de las estrellas del alba y las aclamaciones de todos los Hijos de Dios?».[n. 1]​ Después, una misteriosa luz vacilante parecida a una llama da paso al hilo narrativo principal, en torno a la familia O'Brien. El matrimonio (Brad Pitt y Jessica Chastain) tiene tres hijos y reside en una casa de las afueras de Waco, en Estados Unidos, a mediados de los años 50. La mayoría de las escenas discurren en la época en que los chicos tienen, respectivamente, 11, 9 y 6 años, con el mayor, Jack (Hunter McCracken), entrando en la pubertad.[6]​ El padre intenta equilibrar su sentido paterno de la disciplina con el amor filial. Se suele mostrar duro y autoritario; aunque a veces reclama cariño, suele comportarse con tiranía y, a veces, con violencia. Por el contrario, la madre está volcada en la crianza de sus hijos; irradia amor y alegría, juega con ellos y los protege de la ira del padre.

Sin embargo, el hecho que marcará para siempre a la familia se produce diez años después, cuando la madre recibe un telegrama que le informa de que su segundo hijo ha muerto. El padre recibe la terrible noticia por teléfono en su lugar de trabajo, y tendrá el penoso deber de acudir al aeropuerto a hacerse cargo del féretro.[6]

A través de una estructura narrativa no lineal, se alternan los recuerdos de escenas de juegos y felicidad con episodios de dolor y pena —especialmente por parte de la madre— tras la inmensa pérdida. La línea cronológica salta también desde el Waco de los años cincuenta y sesenta al Houston contemporáneo: Jack es ya un hombre de mediana edad (Sean Penn) que, a pesar de haber hecho carrera como arquitecto y trabajar en un entorno de modernos rascacielos de hormigón y cristal, se muestra como un hombre triste y atormentado por dudas existenciales.[7]

Las escenas cotidianas dan paso a un interludio de imágenes del espacio y de parajes remotos del planeta Tierra, con la formación del universo, la expansión de las galaxias, la formación de los planetas y el origen biológico de la vida. En la Tierra recientemente formada, los volcanes erupcionan y los microbios empiezan a formarse. En un primer acto simbólico de compasión, un dinosaurio decide no devorar a una criatura debilitada que yace a la orilla de un río. Después, un asteroide impacta sobre la Tierra. Intercaladas, se oyen las voces en off de la madre y de Jack haciéndose preguntas sobre la existencia.

De vuelta a la línea dramática convencional, el padre aparece frustrado profesionalmente, ya que él habría querido dedicarse a su verdadera pasión, la música clásica. Cuando tiene que mudarse a En una de sus ausencias por, los chicos disfrutan de libertad para el juego con sus amigos y también con su madre. El preadolescente Jack experimenta las primeras punzadas de rebeldía propias de su etapa vital de iniciación. Incitado por otros chicos de su edad, comete travesuras y actos de vandalismo. El regreso del padre no mejora la situación económica. De hecho, la fábrica cierra su sede en Waco y toda la familia debe de mudarse a un nuevo hogar. Las relaciones padre-hijo son tensas, con episodios autoritarios del padre que se alternan con actos de reconciliación.

En otras secuencias se muestra el fin de la vida en la Tierra con el planeta primero siendo devorado por el Sol cuando este se ha convertido en una gigante roja y luego el lugar solitario que ha quedado, congelado, sin vida, aún orbitando alrededor del Sol, que para entonces se ha convertido en una enana blanca muy tenue.

La última parte vuelve al Jack adulto. Mientras sube en ascensor aparece, sin solución de continuidad, caminando por un terreno rocoso, posiblemente al final del tiempo o de su vida misma. En un banco de arena, Jack se reúne con su familia y toda la gente que habita en su memoria. Cerrando la película aparece una luz vacilante parecida a la del comienzo y, por último, una toma desde cámara fija de un puente colgante; la estructura corresponde al puente de Verrazano-Narrows, que conecta los distritos neoyorquinos de Brooklyn y Staten Island.[8]

Reparto

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Familia O'Brien

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Otros

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Banda sonora

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Lakeshore Records publicó en 2011 la banda sonora. Compuesta por Alexandre Desplat, contiene selecciones y fragmentos de más de treinta piezas, entre ellas obras de Johannes Brahms, Gustav Mahler, Johann Sebastian Bach, François Couperin, Henryk Górecki y Gustav Holst. Todas ellas se entrelazan con la ayuda de música original de Desplat. En la ecuación temática entre lo natural y lo divino que plantea el director, la música elegida representa lo invisible, aunque no siempre de forma obvia.[10]

PISTAS DE The Tree of Life (Original Motion Picture Soundtrack)
N.ºTítuloDuración
1.«Childhood»3:41
2.«Circles»11:23
3.«Clouds»2:59
4.«River»3:35
5.«Awakening»3:29
6.«Emergency of life»3:55
7.«Light and darkness»8:17
8.«Good and Evil»3:15
9.«Motherhood»2:04
10.«City of glass»3:37
11.«Fatherhood»2:49
12.«Temptation»6:47
13.«Skies»5:18

Sin embargo, en el montaje final se escuchan solo unos minutos de este álbum. Tanto la película como el avance promocional incluyen otras piezas musicales, como el Moldava de Bedřich Smetana y la Suite n.º 3 de Ottorino Respighi.[10]

Análisis

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El árbol de la vida es una compleja creación cinematográfica que se aleja de los convencionalismos hollywoodienses y de los modelos más comerciales. No sigue las pautas tradicionales de la narración, y el singular punto de vista del autor, del cual surge la reflexión de la película, no fue bien recibido por una parte de la crítica por su carga religiosa.

Puente Verrazano-Narrows, que conecta Brookling con State Island.
Puente de Verrazano-Narrows

En parte está inspirada en episodios de la propia vida del director. Malick pasó parte de su infancia en Waco,[7]​ y luego tuvo que mudarse con su familia varias veces por motivos de trabajo del padre, empleado de la industria petrolera. Como Jack, tuvo también dos hermanos menores, pero, en su caso, ambos sufrieron un trágico destino: uno de ellos se vio envuelto en un grave accidente de tráfico de resultas del cual su esposa falleció y él quedó con graves quemaduras, mientras que el otro se suicidó en España, adonde había viajado para aprender a tocar la guitarra.[11]​ R. L., el hermano fallecido de la película también estaba aprendiendo a tocar ese instrumento.

La formación académica en filosofía de Malick permea toda su filmografía, especialmente en El árbol de la vida. Antes de ser director de cine, estudió filosofía en la Universidad de Harvard. Allí ejerció gran influencia sobre él su mentor Stanley Cavell, que venía estudiando en profundidad los retos filosóficos que plantea la experiencia cinematográfica. Ambos estaban fascinados con las ideas del filósofo alemán Martin Heidegger y su obsesión con la dimensión del tiempo.[12]​ Malick, de hecho, viajó a Alemania para conocerlo y, tiempo después, tradujo Vom Wesen des Grundes, que se publicaría en Estados Unidos como edición bilingüe alemán-inglés con el título The Essence of Reasons.[13][14][15]

A nivel temático es la obra más ambiciosa del director tejano, ya que abarca desde el Big Bang hasta la escenificación simbólica de reunión de la humanidad al final de los tiempos. Pero, a diferencia del filósofo alemán, es en las vivencias más triviales de la existencia cotidiana o de la naturaleza, como el viento meciendo un campo de espigas, donde se revela la auténtica divinidad.[12]

Se la ha comparado con 2001: A Space Odyssey, no solo por enmarcarse entre planetas y estrellas, sino por sus reflexiones sobre la dimensión metafísica de la conciencia humana. Sin embargo, el lenguaje visual de Malick es, por su capacidad de evocación de los sentimientos humanos, más «emocional», que el de Kubrick.[12][16]​ Andrew O'Hehir apostilla: «Si el bebé-dios astronauta cósmico del final de 2001 volviera a la Tierra e hiciera una película, sería esta».

La película comienza y termina con una misteriosa llama de significado incierto: a Robert Koehler, de Variety, le sugirió una «mancha de color yema»; Amy Taubin, en ArtForum, la calificó de «una gran cosa»;[n. 3]​ Anthony Lane la describió como «destellos de luz insondable»;[17]​ y A. O. Scott, del New York Times, especulaba que solo podía representar al creador».[18]​ Los fragmentos corresponden a la composición lumínica «Opus 161», de Thomas Wilfred, un artista de la luz inventor de la técnica luego conocida como arte lumia.[17]

Justo antes de los títulos de crédito, un «majestuoso» puente bajo el que se ve discurrir la corriente cierra definitivamente el film.[14]​ El puente, elemento simbólico por excelencia, aludiría, según Kent Jones, a la reconciliación del hijo con el padre, del presente con el pasado y, en definitiva, como síntesis de todo lo narrado, al principio y el fin del Tiempo.[8]​ Martin Woessner, de Philosophy Today, lo interpreta como la conexión final con la deidad creadora, el mismo gran nexo que Malick había buscado en vano en la filosofía académica.[14]

Recepción

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Cuando se dio a conocer que la película ganadora de la Palma de Oro en Cannes era El árbol de la vida, se produjo un cisma en la crítica.[12]​ Ya al final de la proyección los abucheos se mezclaban con los aplausos, seguramente por las altísimas expectativas que había suscitado.[19]

En las semanas siguientes, superado ya el desconcierto inicial, la cinta fue cosechando valoraciones más positivas en los portales de información cinematográfica y más favorables entre la crítica profesional. En el portal IMDb obtiene una puntuación de 6,8 sobre 10 una vez computados 184 000 votos de sus usuarios.[20]​ Entre los usuarios de FilmAffinity, con 52 146 valoraciones, se queda en 5,9 sobre 10.[21]​ El agregador de críticas Rotten Tomatoes registra una calificación global de «Fresco» para el 84 % de las 290 críticas profesionales y para el 60 % de las más de 50 000 valoraciones emitidas por los usuarios del portal; el consenso general apunta que el estilo de Terrence Malick, si bien puede resultar poco gratificante para algunos, «para los espectadores menos impacientes El árbol de la vida es una delicia tanto emocional como visual».[22]​ En Metacritic, su índice de aprobación llega al 85 % de las 50 críticas profesionales reseñadas, lo que implica «aclamación universal», y alcanza entre sus usuarios una puntuación de 7,0 sobre 10.[23]

En el diaŕio español El País, el crítico Carlos Boyero escribió:[24]

Malick se inventa un lenguaje de artista superior para hablar de la iniciación, del descubrimiento permanente. Su prodigiosa cámara recrea juegos, estados de ánimo, miedos, visiones, enigmas, amores, paisajes, libertad, asombro, dudas, olores, revelaciones que te acompañarán toda tu vida y la lacerante nostalgia de haber vivido alguna vez en un paraíso que se ha perdido. Las relaciones de estos niños entre ellos, con su padres, con las personas y las cosas, con la naturaleza, con los milagros cotidianos, poseen la cadencia, la complejidad, el poder de evocación y la magia de los mejores poemas.

En el mismo periódico, Javier Ocaña calificaba el filme como un «inspirador, casi inabordable, complejísimo, hermoso, trascendental poema en imágenes, (...) una película inmensa no por lo que pasa en ella, sino por lo que te hace sentir».[25]​ Pablo Kurt, en FilmAffinity, tras enmarcarla como una «sinfonía», como un «ballet de imágenes», pasa a describirla como «un canto (...) a la forja del carácter en la infancia, allí donde empieza todo, y un bellísimo homenaje en forma de susurro a la bondad de las mujeres».[26]

Alessandro Marangio, del sitio web italiano MovieMag, tras desmarcarse de las etiquetas negativas y «precipitadas» que en su estreno la tachaban de pretenciosa o abstrusa —«como corresponde a la obra de un verdadero experimentador», apostilla—, le alaba «el coraje de no darnos una solución, una explicación tranquilizadora». El medio le otorga la máxima puntuación en todos los apartados: Dirección, Temática, Interpretación y Emotividad.[27]

Menos positivas resultaron las críticas de Sergi Sánchez para la revista Fotogramas, quien le otorgó 3 de 5 estrellas, indicando que «es probable que la desmesurada ambición de la película, que nació con la etiqueta de obra maestra grabada en la frente, perjudique sus objetivos».[28]Oti Rodríguez Marchante, para el diario ABC, destacó: «Se deshace el poético azucarillo de Terrence Malick.(...) una monumental obra cuya mitad, más o menos, son visiones espaciales, aéreas (...) momentos de sublime sensibilidad y de máxima belleza».[29]​ Luis Martínez, en El Mundo, destacó en su crítica la «pura ambición autoindulgente» del director; «¿obra maestra o gran fraude?: probablemente, las dos cosas».[30]​ Sara Brito, en su artículo para el diario Público desde el Festival de Cannes, tras dejar constancia de la mezcolanda de vítores y abucheos escuchados tras la proyección, describe sus impresiones ambivalentes sobre el relato, que para ella bascula entre «el ridículo» de su visión panteísta del director y lo conmovedor de la microhistoria emocional de los O'Brian»; tras tildarla de «locura espiritual, hermosa y excesiva, desconcertante y a ratos genial», concluye que «el castillo malickiano tristemente no se sostiene».[19]​ En la misma línea, Patrick Hutchings, para la revista de filosofía Sophia, la encontró original pero aburrida y «rancia» en su mensaje, y sentenció: «Si Malick se proponía resolver las profundas cuestiones que plantea, puede incluirse en el club de los que no lo han conseguido».[15]​ Otros la despacharon burlonamente como «El anuncio de seguros más largo del mundo» o con un breve resumen telegráfico: «Un niño que muere. Un dinosaurio. Fin».[12]

El crítico cinematográfico Roger Ebert, del Chicago Sun-Times, tras otorgarle la máxima puntuación, proponía la siguiente analogía.[16]

El retrato de la vida cotidiana, inspirado en los recuerdos de su ciudad natal, Waco, en Texas, está envuelto en dos inmensidades: el espacio-tiempo y la espiritualidad. El árbol de la vida presenta efectos visuales de una belleza sobrecogedora para sugerir el nacimiento y expansión del universo, la apariencia de la vida a un nivel microscópico y la evolución de las especies. El proceso lleva al momento presente y a todos nosotros. Fuimos creados en el Big Bang y, a lo largo de incontables millones de años, las moléculas fueron transformándose en, bueno, usted y yo.
Roger Ebert

A. O. Scott, de The New York Times, también la consideró una de las mejores cintas del año y expresó: «Con una sinceridad desarmante y una confrontación formal sobrecogedora, The Tree of Life reflexiona sobre las preguntas más correosas y persistentes, esas que los adultos no aciertan a responder a los niños».[18]​ Por su parte, Nick Pinkerton, de The Village Voice, destacó: «Es mejor que una obra maestra —sea lo que sea eso—. The Tree of Life es una erupción de película».[31]

El último acto de la película, el del tránsito al más allá o la eternidad, simbolizado por el reencuentro en la playa, suscitó opiniones encontradas. Mientras que a Christopher Orr esta «epifanía emocional» de Malick le resultó «empalagosa»,[7]​ para la revista de orientación jesuítica America constituye «la mejor representación cinematográfica de la resurrección corporal escatológica jamás realizada».[32]

Premios

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Festival de Cine de Cannes
Año Categoría Resultado
2011 Palma de Oro Ganadora
Premios Óscar
Año Categoría Persona Resultado
2011 Mejor película Dede Gardner, Sarah Green, Grant Hill, Brad Pitt y Bill Pohlad Nominada
Mejor director Terrence Malick Nominado
Mejor fotografía Emmanuel Lubezki Nominado

Notas

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  1. Corresponde a los versículos 4 y 7 del capítulo 38 del Libro de Job: «Jehová convence a Job de su ignorancia». BibleGateway. 
  2. Las escenas de Sean Penn en la oficina eran las primeras que Malick ambientaba en época contemporánea después de treinta y ocho años como cineasta.[9]
  3. En el original, «a great whatsit».

Referencias

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  1. «The Tree of Life». Box Office Mojo (en inglés). Consultado el 6 de junio de 2024. 
  2. «El árbol de la vida, de Terrence Malick». La Casa Encendida. 25 de agosto de 2018. Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  3. The Tree of Life - IMDb Awards (en inglés), consultado el 8 de junio de 2022 .
  4. Grañana, Eduard (17 de febrero de 2017). «El árbol de la vida, de Terrence Malick: del camino de la naturaleza al camino de lo divino». Cine Divergente. Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  5. Alzola Cerero, Pablo (4 de mayo de 2019). «Standing at God’s threshold: film viewing as dwelling in Terrence Malick’s The Tree of Life». Church, Communication and Culture (en inglés) 4 (2): 152-171. ISSN 2375-3234. doi:10.1080/23753234.2019.1616579. Consultado el 21 de mayo de 2024. 
  6. a b Malick, Terrence (25 de junio de 2007). «The Tree of Life: a screenplay (primer borrador)». Writers Guild of America. Consultado el 21 de mayo de 2024. 
  7. a b c Orr, Christopher (3 de junio de 2011). «‘The Tree Of Life’: A Beautiful, Lyrical Mess». The Atlantic (en inglés). Consultado el 1 de junio de 2024. 
  8. a b Jones, Kent (13 de septiembre de 2018). «The Tree of Life: let the wind speak». The Criterion Collection (en inglés). Consultado el 8 de junio de 2024. 
  9. Lane, Anthony (23 de mayo de 2011). «Time trip». The New Yorker (en inglés). Consultado el 11 de julio de 2024. (requiere suscripción). }}
  10. a b Ng, David (5 de julio de 2011). «Terrence Malick's 'Tree of Life': The classical music factor». Los Angeles Times (en inglés estadounidense). Consultado el 10 de junio de 2024. 
  11. Cerisuelo, Marc; Eisenreich, Pierre (Julio/Agosto 2011). «The Tree of life: Rendre le mystère explicite». Positif (en francés) (París) (605-606). ISSN 0048-4911. OCLC 473091954. 
  12. a b c d e Solórzano, Fernanda (10 de mayo de 2016). «El árbol de la vida, de Terrence Malick». Letras Libres. Consultado el 3 de julio de 2024. 
  13. Heidegger, Martin (1969). The Essence of Reasons (Terrence Malick, trad.) (en inglés). Evanston: Northwestern University Press. Consultado el 16 de junio de 2024. 
  14. a b c Woessner, Martin (Primavera 2017). «Cosmic cinema: on the philosophical films of Terrence Malick». Philosophy Today (en inglés) 61. ISSN 0031-8256. doi:10.5840/philtoday201769165. 
  15. a b Hutchings, Patrick (abril 2012). «The Tree of Life Written and Directed by Terrence Malick, Palme d'Or, Cannes 2011». Sophia (en inglés) 51 (1): 137-138. doi:10.1007/s11841-011-0277-x. 
  16. a b Ebert, Roger (1 de junio de 2011). «The Tree of Life movie review (2011) | Roger Ebert». https://www.rogerebert.com/ (en inglés). Consultado el 10 de junio de 2022. 
  17. a b Zinman, Gregory (20 de junio de 2011). «Lumia». The New Yorker (en inglés estadounidense). ISSN 0028-792X. Consultado el 6 de junio de 2024. 
  18. a b Scott, A. O. (3 de septiembre de 2011). «Heaven, Texas and the Cosmic Whodunit». The New York Times. Archivado desde el original el 20 de noviembre de 2023. Consultado el 2 de junio de 2024. 
  19. a b Brito, Sara (16 de mayo de 2011). «Terrence Malick siembra el desconcierto». Público (España). Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  20. «El árbol de la vida: Calificaciones». IMDB. Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  21. «El árbol de la vida». FilmAffinity. Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  22. «The Tree of Life» (en inglés). Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  23. «The Tree of Life». Metacritic (en inglés). Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  24. Boyero, Carlos (17 de mayo de 2011). «Terrence Malick, poética en la pantalla». El País. Consultado el 27 de mayo de 2024. (requiere suscripción). 
  25. Ocaña, Javier (16 de septiembre de 2011). «Palabra de Terrence Malick». El País. ISSN 1134-6582. Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  26. Kurt, Pablo. «El árbol de la vida». FilmAffinity. Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  27. Marangio, Alessandro (18 de octubre de 2021). «The Tree of Life: la perdita e la riconciliazione vista da Malick». MovieMag (en italiano). Consultado el 27 de mayo de 2024. 
  28. Sánchez, Sergi (8 de junio de 2022). «Crítica de 'El árbol de la vida' de Terrence Malick». Fotogramas. Consultado el 10 de junio de 2022. 
  29. Oti Rodríguez Marchante (16 de mayo de 2011). «Se deshace el poético azucarillo de Terrence Malick». abc. Consultado el 10 de junio de 2022. 
  30. Martínez, Luis (19 de mayo de 2013). «Malick o cómo darse de bruces contra el cielo». www.elmundo.es. Consultado el 10 de junio de 2022. 
  31. «The Difficult Gifts of The Tree of Life». Consultado el 7 de septiembre de 2018. 
  32. «The Top 25 Films from the Last 25 Years». America Magazine (en inglés). 27 de marzo de 2020. Consultado el 2 de junio de 2024. 

Enlaces externos

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